13 de junio de 2005

Bilsy contra Goliath

Estaba yo tan tranquilo en el gimnasio de la universidad (la vida sedentaria de este curso ha mermado en gran parte mi codiciada silueta) cuando entra en la sala un armario ropero como dos veces y media yo. Pa acojonarse, oye. El colega venía preparadísimo con sus mayas negras en las piernas, la camiseta de tirantes gris y sus guantes para coger mejor las pesas y tal. Y se produjo entonces lo que Murphy no duda en llamar LMEPCB, o Ley del Magnetismo para las Enfrentaciones Personales Contra Bilsy. En resumidas cuentas, atraigo a cantidad de personas desconocidas en veinte metros a la redonda dispuestas a vacilarme. Lo cual me obliga a agudizar mi ingenio de manera desorbitada. Pues eso. Estaba yo en una máquina del gimnasio y atraje al individuo en cuestión hacia mi máquina. Ignoro si el quería venir o si por el contrario fue atraído en contra de su voluntad. El caso es que me dijo (léase con voz de Robert de Niro): ‘Necesito esta máquina, tío’. Yo opté por hacerme el sueco. Salida honorable donde las haya. Y vuelve el tío a la carga y acercando la cara me dice: ‘¿Hechamos un pique?’ y yo le digo: ‘Vale, pero a resolver integrales.’

2 comentarios:

Unknown dijo...

Sospecho que la LMEPCB viene de familia...

Anónimo dijo...

Ya puedes seguir entrenando que tu tienes talla...
la madrina