30 de marzo de 2006

Para balear exhibicionistas

Dedicado a las alumnas de un Colegio de Monjas de Zaragoza que me miran desde su clase cuando me visto por las mañanas.
A las colegialas más voyeuristas el fuego eterno las trae sin cuidado, como las lecciones de sor Josefa, para balear exhibicionistas con nueve milímetros de pecado de la pistola del neng de Castefa. Mi cuarto es el teatro del delito, una peli donde actúo en pelotas, la cabina barata de un sex-shop; una tienda en un mundo gratuito donde el cliente se pone las botas sin tener que decir: "Ya soy mayor". Y las apostróficas centinelas se prisan para bajar la persiana antes de que se ría la ciudad, por ver su fe poblando las esquelas cada vez que miran por mi ventana y se ponen cachondas de verdad. Si fueran mis strip-tease de las once un poco menos Boris (más tacaños) y las monjitas un poco más guarras y enseñaran de sexo a los diez años; pasarían de mi culo y, entonces, las niñas mirarían la pizarra.

1 comentario:

Susana dijo...

jajaja las monjas tienen q ser las primeras q miran te lo aseguro jaja eso del celibato no tiene q ser sano jajaja,por cierto llegue de rebote, viendo el blog de tu hermano, ha sido un curioso placer, un beso, su