24 de septiembre de 2005

Un tipo llamado Sabina

Veinte de Septiembre de dos mil cinco. Ha vuelto. Esta vez no trae ningún recopilatorio ni ningún vomitivo disco de gente versionando sus canciones. Es un nuevo disco, después de tres años. Un pico más de poemas musicales para las ansiosas venas de los aprendices de poeta. Un momento de placer para los drogadictos oídos de los que no escribimos tan bien como él. Ha vuelto con su Madrid en la maleta, con sus baladas del metro, con sus historias de bares que salvan vidas, sus desengaños de película, su guitarra, su bombín y su voz tabaquera. No os voy a hablar del disco. Es Sabina, con eso lo digo todo. La mayoría de la gente no entiende mi desmedida admiración por el genio de Úbeda, yo tampoco. Pero sé que no estaría aquí escribiendo, que no alargaría las madrugadas frente a folios en blanco si mi padre no lo hubiera puesto nunca en el coche cuando yo era pequeño. Ahí empezó todo. Parece ser que va a volver a los escenarios, carajo. Una guerra en la que prometo estar en primera línea de fuego. Para verle las cuerdas vocales llenas de alquitrán. Para echarle una mano en cada verso de este alivio de luto y, quien sabe, tal vez encontrármelo después de fiesta y darle las gracias por maquillar mi vida y hacer que el defraudante mundo de hoy en día parezca un poco mejor con una de sus canciones de fondo, darle las gracias por enseñarme que las princesas también se pueden encontrar en el autobús, que las noches duran aquello que se las haga durar, y darle las gracias, como no, por inspirarme.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

el brujita rock ha servido para aclarar muchas aguas turbias del pasado. al año q viene traemos a sabina y despues guateque en la panaderia, jajaj. nunca dejare de sorprenderme.

Unknown dijo...

Muy bueno Sabina, y muy bueno tu post, claro.