4 de octubre de 2005

Historias de mi piso

Después de todo el verano buscando conseguí acabar en piso. Inauguro hoy una sección de UPEI sobre el lugar donde viviré este año y en el que me sucederán, inevitablemente, historias en mi adaptación a ese extraño mundo que es la vida de ama de casa y estudiante todo en uno. Historias que os iré contando, por supuesto: La tortilla: Despertó de repente mi vena arguiñana y decidí fabricarme un compuesto de tortilla y patata para cenar, echándole cojones. O, mejor dicho, echándole huevos. Lo primero era contar un chiste: “Año 0. Van dos romanos por Cesaraugusta en caballo. - Oye, ¿Cuántos años tienes tú?, pregunta el primero de ellos. - XXV, le contesta su compañero y dice el otro - Por el culo te la hinco.” Después me puse un rollo de papel de cocina a modo de gorro y me dispuse a empezar. Xexu y Torres, los ¿Seres humanos? con los que vivo observaban expectantes. Defenderse en una cocina no debería ser demasiado difícil para un teleco, pensé al principio. Lo primero que hice fue adivinar si el fogón eléctrico estaba encendido o apagado porque de viejo se han ido las marcas de pintura del interruptor. Lo tengo que pintar con typex. De hecho, voy ahora. Enseguida vuelvo. Maldito fogón. Casi ardemos por tu culpa, cabrón. Como el Winsord. Que también ardió. Pero no por culpa tuya. Espero. ¡ATENCIÓN ESTUDIANTES DEL MUNDO! Paren las rotativas. Stop the ‘rotativas’. La patata hay que cocerla primero, no caigan en la misma trampa que yo. Ni tampoco, avidos de inteligencia, utilizen patatas fritas de bolsa, porque les quedará un extraño sabor a plástico rebozado con tierra, tampoco es que lo haya probado para poder juzgar. Pero da igual, yo lo único que quería aprender a darle la vuelta en el aire; lo de cogerla luego otra vez al caer ya lo aprenderé otro día. De todas formas la basura me dijo que le había gustado mucho, y las ratas también. Lo cual es un buen cumplido porque además la quemé. Espero mejorar. Claro que todo hubiera salido mejor de no ser por la luz de la cocina. Un fin de semana: Este fin de semana me quedo. Para estudiar mejor. Que no coño que es que tengo cena con los de clase y además, que carajo, suena bonito. Sólo en casa. Parece el título de una peli. Es sábado al mediodía y estoy comiendo lomo con ternera. Me encanta mi dieta. Como sobre tres platos pegados que llevaban varios días en la fregadera y no los he podido despegar. Así sólo tengo que fregar el primero. Si no fuera porque los estropajos se han declarado en huelga. Estoy asustado porque las pelusas del piso han decidido unirse todas y temo que estén conspirando contra mí. Ahora mismo tienen el tamaño de una bola de esas que ruedan en las pelis del oeste. No se si me queda mucho tiempo. Estoy viendo el fútbol. ¡Maldita tele! Veo eurosport y no se cuantas cadenas alemanas y no veo telecinco. Me parece que pronto le pegaré una patada y compraré otra. Y una mesa más grande. A ver si me encuentro alguna en un contenedor cuando salga de fiesta y me la traigo. Cuando vuelva de los bares almorzaré. Será una odisea teniendo en cuenta las circunstancias de mi regreso y la luz de la cocina.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

eso parece una "ruina" de casa, con un poco de paciencia ya irás cogiendo las riendas...

Anónimo dijo...

!Hay si las cocinas de muchos estudiantes hablaran!