12 de julio de 2005

Vuelvo a las andadas

Otra vez de nuevo en el negocio de la hostelería, gente. Yo que ya tenía mi verano bien planeado con sus horas de tomar el sol, sus partidos de fútbol y sus siestas de seis horas; y todavía no recuerdo a santo de qué se me ocurre ponerme a buscar trabajo de camarero. De camarero porque es para lo único que valgo. ¿Quién me mandará a mí intentar levantar el país? Pero si yo tenía pensado trabajar un verano de cada dieciocho. En fin. El sitio en cuestión se llama ‘El Dorado’, es una cafetería-sala de juegos de Barbastro, lo cual hace que el nombre quede bastante lógico. Es uno de esos sitios a los que los ludópatas acuden a dejarse el dinero que les sobra, o el que les falta, da igual. Se lo juegan. No había entrado nunca hasta hace un par de días. Cuando leí el anuncio dije mira tú que bien. Igual necesitan a alguien para hacer de crupier o para que recoja las ganancias en la ruleta con uno de esos palos, no va más señores. Claro que igual tengo que hacer de rubia que encandile a los incautos. Allí ya no sé yo. Hasta ahora nunca me he travestido pero si me pagan bien…Y quizá estemos una noche allí tan tranquilos ganando unos cientos y entre la autoridad y tengamos que echar a correr, aunque conociendo a la autoridad de Barbastro lo mismo se toman una caña y se van. Lo malo vendría si se presenta la familia mafiosa rival que tiene un club en la otra punta de la ciudad (en las pelis siempre es así) y nos liamos todos a tiros. Pero al final resulta que el sitio se llama sala de juego pero sólo tiene tragaperras. Quizá me fastidie no trabajar en un casino, pero, lo que si que es seguro, es que me fastidiará perderme el verano que me esperaba. Pero,… ¡Hostie tú! es que la pela es la pela ¿o que?

2 comentarios:

Unknown dijo...

Cuando vaya yo para allá me pasaré con Maverick a reventaros la banca...

Anónimo dijo...

¡Es verdad, yo le he visto! Y tal vez haya sido el primero de todos, además...